Bolívar era mulato (“peor” aún: ZAMBO), ¿y existirán millones de mulatos comemierdas que callen y se calen lo de Allup?

Escribió el genial Simón Rodríguez: “¿Qué dirán las naciones europeas, cuando lleguen a saber que Bolívar es ZAMBO? — ¿Qué dirán los rubios de Inglaterra, los de Escocia, los de Francia, y sobre todo los de ... Andalucía?! — un Zambo, mandando Indios en el Perú! ... ¡qué impropiedad! — Y ¿qué dirían las gentes de juicio, si el autor de esta defensa emprendiese probar, con papeles o con opiniones, que Bolívar es blanco de primera, de segunda o de trigésima extracción? — noble de primera o de centésima jerarquía? — Bolívar y su defensor son ZAMBOS; pero ninguno de los dos es NECIO.”

Los mulatos venezolanos deberíamos estar arrechos con lo que dijo Ramos Allup en la Asamblea Nacional el pasado viernes 16 de enero de 2016. Pero muchos (millones) se callan la boca y aprietan el culo, como si la cosa no fuera con ellos.
Uno no sabe qué pensar de este mundo de miserables (millones) que son mulatos y negros, pero que ahora apoyan a Ramos Allup y les parece chévere que éste diga que ese trabajo digitalizado sobre el Libertador sea una vaina amulatada. Porque este es un mensaje para la clase media y alta, diciéndoles que ellos, los de la MUD no se calan a ese Bolívar balurdo, feo y sucio que en nada se parece a George Washington ni a Napoleón Bonaparte, según el proceso de adecentamiento y de conformación civilizatoria de los símbolos nuestros, que durante un siglo se estuvo realizando para tener un Bolívar adaptado a nuestro gentilicio godo, patricio y mantuano.
Hoy fui a un conjunto residencial de la Gran Misión Vivienda Venezuela en Los Gúaimaros, Ejido, Municipio Campo Elías de Mérida, y me enteré que casi todos los mulatos que allí residen, que venían de ser damnificados (y a los que se les dieron apartamento totalmente equipados), pues votaron el pasado 6-D por la MUD. No sólo eso, sino que celebraron con tremendas borracheras ese triunfo durante una semana. Y también me entero que les pareció muy bien que a Ramos Allup no le gustara ese Bolívar Mulato que “inventó el chavismo”.
Hoy nos enteramos también que la ultra-derecha y fascista española, encabezada por Rajoy, Felipe González y Aznar felicitaron a Ramos Allup por haberse burlado de Bolívar como lo hizo. Diciéndoles que gracias a Dios en Venezuela casi nadie quiere ser MULATO.
Pues, nos permitimos hacer aquí la siguiente referencia histórica: Cuando Bolívar viene al mundo en 1783, el país es una zona umbrosa y silente. Pocas casas, grandes árboles, caminos hacia la inmensidad de los campos y en las ciudades: iglesias, soñolientos campanarios, plazas para el discurrir lento y pausado de las horas; no hay tiempo, no hay prisa por nada, los murmullos de arrieros o viajeros resumen toda la escena de los movimientos que estremecen la ciudad. Una paz que casi nadie se atreve a pensar por qué la tienen, por qué existe, a quién se la deben. La vida es muy es sencilla, las preocupaciones sociales están atadas a un señor que no es del lugar; y cuanto existe no es del lugar. Todos dependen de un rey que no convive con su pueblo. Las órdenes vienen de muy lejos, los funcionarios que administran los productos, lo que da la tierra viene de muy lejos; los impuestos vienen de muy lejos. Del otro lado de las montañas llegan esos hombres que dicen haber descubierto estas tierras, pero no se contentaron con "descubrirlas", se han quedado imponiendo sus extrañas costumbres y leyes. El hombre que ha nacido en el Nuevo Mundo no sabe realmente lo que tiene. Su vida, sus propiedades, sus esfuerzos, su destino está en manos lejanas e invisibles. No representan ni tienen nada.
El pequeño Bolívar ve a su alrededor esclavos echados indolentemente sobre sus llagas; ve los inmensos sembradíos que heredará cuando su madre muera, pues ya a los tres años perdió a su padre. Pareciera que tiene su vida asegurada: es afortunado, es respetado,... lo tiene todo. Al morir su madre, tiene 9 años. Edad difícil para aceptar la muerte de los seres queridos. El contraste debe ser contradictorio para él: bien vestido, ricos atuendos oscuros envuelven la sala; él callado, serio, con el traje negro; orondos señores le miran con piedad y pena; algunos piensan: "Es rico el niño Simón, pero cuánto daría por no tener nada y en cambio conservar a su lado a su lado a sus padres".
Muy pronto la soledad, el sueño de todos aquellos pueblos tan callados, le van llenando de una angustia en la que desea conocer su último significado.
Y una negra, la negra Hipólita lo amamanta, y en esa savia le penetra toda cultura de África, con todo su dolor y sus tormentos.
“A Bolívar la oligarquía venezolana lo convirtió en blanco. Yo no tengo nada contra los blancos… pero Bolívar, no era blanco. Es más, dicen que nació en Capaya… Bolívar nació entre los negros. Bolívar tenía el pelo rizado. Bolívar era más negro que blanco. No tenía los ojos verdes. Y ustedes ven retratos de Bolívar con los ojos verdes, el pelo amarillento y la cara blanca. Bolívar era chiquito y lo ponen grandote. No, Bolívar era chiquitico, con la voz chillona y era zambo. (Aló Presidente N° 248, 5 de marzo de 2006)” .
Sacaron las fotos de Chávez y la imagen ploteada del Libertador fue destruida porque “no es el Bolívar clásico”. Ese nuevo Bolívar que “su clase social lo perseguía como si hubiese sido un animal dañino, solo porque no se había plegado a las ambiciones de los antiguos gobernantes”, como escribió Miguel Acosta Saignes, es zambo y recuerda la defensa que de él hizo el político Rodríguez: “¿Qué dirán las naciones europeas, cuando lleguen a saber que Bolívar es zambo?”.
El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, Chávez entre estos, son defendidos por muchos amigos de la causa social: unos lo pintan, otros lo leen, los cimarrones sentipensantes del Colectivo 114 crean la Cátedra Itinerante Bolívar Vive. El poeta del pueblo Andrés Eloy Blanco explica lo ocurrido: “unos tenían el Bolívar de oro, que servía para comprar conciencias en las horas electorales y otros el Bolívar de mármol, bien muerto, tan bien muerto que daban ganas de darle el pésame a la Tierra por la defunción de la piedra; para otros, era el Bolívar de nieve, inaccesible, como los páramos. Pero el pueblo, en la noche, cuando nadie lo miraba, se llegaba a la estatua del hombre a caballo, lo desmontaba y se lo llevaba a su casa. Y allí hizo el Bolívar de pan para sus hombres, el Bolívar de cristal para sus espejismos y el Bolívar de aire para sus agonías”.
Decía Rodríguez “Bolívar y su defensor son zambos; pero ninguno de los dos es necio”. Ellos saben que tampoco lo es el pueblo.

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