10 frases de Eduardo Galeano para que América Latina corra por tus venas



Se ponen en pie los pueblos, y se saludan. “¿Cómo somos?” se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. (…) Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”
–José Martí, “Nuestra América”.

América Latina; región que se extiende desde la helada Tierra del Fuego, penetra en la amazonia Brasileña, atraviesa la apretujada cintura calurosa de Centroamérica y recorre el sinuoso río Bravo. ¿Quienes somos los latinoamericanos? ¿Qué rasgos compartimos? En un mundo globalizado, en donde surgen nuevas identidades, también se pierde la memoria de lo que fuimos y somos.

Entre la cumbia de Colombia y la samba de Brasil, entre unas arepas de Venezuela, las empanadas argentinas y unos tacos mexicanos, encontramos un signo que nos une: nuestra historia, nacimiento y origen que marcan tradiciones y costumbres que compartimos. Algunos filósofos y pensadores han pensado este fenómeno de encuentro entre culturas como hibridación, (García Canclini), identidad barroca (Bolívar Echeverría), y otros prefieren hablar de mestizaje. Pensar a América Latina desde nuestra condición de latinoamericanos, no se trata de una búsqueda celosa de una identidad cerrada o aislada del mundo, sino de conocer los rasgos que nos dan raíz e historia y que por ello nos unen.

Eduardo Galeano-Escrito

Eduardo Galeano es un pensador clave para entender nuestra condición de latinoamericanos. Dos obras clave son “Las venas abiertas de América Latina” (1971) y “Memorias de Fuego”, una trilogía (1982-86) que se compone de relatos que abordan las historias no contadas, hechos históricos, mitos y leyendas que conforman memoria y tradiciones de nuestros pueblos latinoamericanos.

En “Las venas abiertas de América Latina” el autor busca en la historia, abordando desde diversos ángulos y temáticas, el proceso de Conquista hasta la época Contemporánea. Alguna vez Eduardo Galeano declaró que no volvería a leer su libro “Las venas abiertas”, debido a que cuando lo escribió confiesa que no tenía los conocimientos profundos sobre economía y política. Sin embargo, en este libro podemos hallar una profunda búsqueda de desvelar la historia de explotación y dominación; es y seguirá siendo clave tanto en una crítica al mito del progreso y el desarrollo, como desde el punto de vista de la cultura y la identidad “nuestroamericana”, rememorando a José Martí.

Eduardo Galeano-Galeano

Las historias de Eduardo Galeano son ventanas para ver y para vernos. Historias a través de las que miramos y recorremos el continente, desde las minas de La Plata en Perú, hasta las plantaciones de azúcar en el Caribe; América Latina y su riqueza, su tierra, sus frutos, minerales, sus hombres, que han sido saqueadas.

Adentrémonos en nuestras venas abiertas, cabalguemos con Galeano por las pampas, masquemos coca con los mineros del Perú, subamos a Machu Picchu a rescatar nuestra herencia, abracemos nuestras tierras. Nuestra historia aún no está contada, somos contemporáneos de un mundo conflictivo, pero en donde aún nos queda la utopía para soñar y asaltar el cielo.


Nuestra riqueza ajena

Eduardo Galeano-dibujo

“Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder (…) Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan, consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos”.

La fe que nos robó la tierra

Eduardo Galeano-Atrapasueños


“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.

Los fangos de la Sierra Maestra

Ediardo Galeano-Cuba

“Desde Cuba en adelante, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la experiencia del cambio: la perpetuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen”.

El desarrollo es una mentira

Eduardo Galeano-Norte-sur

“El subdesarrollo de América Latina no es una etapa del desarrollo, es su consecuencia”.

 

Una economía del crimen

Eduardo Galeano-Las venas

“La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales (…)  practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas”.

 

El miedo que gobierna

Eduardo Galeano-Mural

“El miedo nos gobierna. Esa es una de las herramientas de las que se valen los poderosos, la otra es la ignorancia”.

 

Nuestra América está en el sur

Eduardo Galeano-Soy yo

“Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub- América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas”.


Raíz de nuestra tierra

Eduardo Galeano-Maiz

“Los dioses hicieron de maíz a las madres y a los padres. Con maíz amarillo y maíz blanco amasaron su carne. Las mujeres y los hombres de maíz veían tanto como los dioses. Su mirada se extendía sobre el mundo entero. Los dioses echaron un vaho y les dejaron los ojos nublados para siempre, porque no querían que las personas vieran más allá del horizonte”.

 

Manos de barro

Eduardo Galeano-huichol

“Mientras tanto, otro arte florece en los mercados indios y en los suburbios (…) Es la despreciada tarea de manos capaces de transformar en hermosura el barro y la madera y la paja, la pluma del pájaro y la cosecha de mar y la miga de pan. Ese arte se llama, como pidiendo disculpas, artesanía”.

La utopía camina

Eduardo Galeano-Mujer a caballo

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.